miércoles, 20 de noviembre de 2013

Cuando era un poco mas pequeña, no entendía porque a los adultos les costaba tanto dirigirte una sonrisa a veces. Y ahora, a mis 16 años, creo que por fin lo entiendo.

Es porque están agobiados por su trabajo. Porque llegan tarde, porque trabajan mucho, por cualquier cosa. También puede ser porque algo malo les ha ocurrido pero al ser adultos deben fingir que estar bien porque ya nadie tiene porque cuidar de ellos, y supongo que no quieren mostrar debilidad porque no quieren preocupar a nadie. Y me parece triste, porque deben pasarlo mal.

Parece una tontería, pero yo me di cuenta de ello una mañana que mi padre me llevo al instituto y llegaba como cinco minutos tarde. Se que no quería llegar tarde de nuevo porque había llegado tarde a esa misma clase el día anterior, además había empezado el curso en una clase donde no conocía prácticamente a nadie y odiaba que todos me mirasen mal al entrar o se burlasen de mí. No se si había algo mas aparte de ello... ¡Ah si! Esos días estaba algo deprimida porque me sentía realmente sola en el instituto y todo eso. La cosa es que de camino mi padre tuvo que pararse delante de un paso de peatones y no se quien paso y le saludo y sonrió como hace la gente maja en plan: ''Gracias por pararse''. Y él le devolvió el saludo. Yo estaba pensado cosas en plan: ''Joder, se para ahora que tengo prisa'', ''Mierda, ya verás que llego super tarde'' o ''Sí, voy a sonreírte ahora que tengo prisa y no estoy de humor''.

Y con ese último pensamiento lo comprendí todo. Realmente me sentí fatal al pensar así, pero no lo pude evitar.

Lo que mas me preocupó fue el hecho de que... ¿Me estoy haciendo mayor?

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