Me hiciste verme como si fuese una flor maravillosa, más ahora que me contemplo de cerca, creo que me estoy pudriendo o secando... ¿No es acaso lo mismo? Me voy a morir. Antes me mantenían con vida tus cariñosas palabras, pero hace tiempo que no escucho de ellas. ¿Te fuiste porque pensaba que yo te abandonaría? Que cruel, no soy como ella y las flores también tenemos corazón.

¿Tan mala he sido al cambiar el color de mis pétalos o la textura de mis hojas? ¿Crees ya por eso que no soy la misma flor que creció con tus palabras? Mis raíces están en ti, más si te has ido, no sé que es de mí. Crees que con cualquiera y en cualquier lugar encontraré felicidad, crees que soy así de simple, te crees innecesario. Pero para mí eres especial, como inigualable... ¿Cómo podría mostrártelo? Quiero hacértelo ver, más solo soy una insignificante flor a la que le cuesta hablar. Muestro poco y muestro demasiado, lo notas o no lo quieres ver, no lo sé. Quiero creer que aún me recuerdas, por muy lejos que puedas estar, que aún hay algún fragmento de tu corazón estrellado que confía en mí y me reserva amables y dulces palabras porque no quiere verme morir. Aunque sea una parte diminuta, ven y dime que esta ahí. Antes de que sea tarde.

Puede que siempre haya sido una sombra tuya, porque siempre fui allá a donde tú ibas, pero créeme, yo siempre quise ser tu compañera.

Quizá el problema es que nunca me crucé en tu camino, nunca me negué a nada, aunque hubiese algo desagradable por medio. Tan solo, cegada, te seguía. Quizá me faltaba una idea, una opinión, una voluntad... Saber cuándo era mejor seguirte por tu propio camino y cuando debía guiarte por el mío para poder cuidarte.

A veces, te cruzas con personas en tu viaje y charlas alegremente con muchas de ellas. Y quiero alzar mi voz, para mostrarte que yo también estoy aquí... Que siempre lo he estado para ti... Porque si algún día una de esas personas te llevase por su camino, no sería capaz de seguirte, y mi propio camino despareció cuando empecé a seguirte. Mirar atrás es aterrador, no hay nada, sin ti no hay nada, sin ti no puedo seguir... Y no quiero perder.

Sola en esta casa,
hoy, ayer y mañana.
Nadie me ve,
nada hago por nadie.

Un día me iré,
tan lejos como pueda,
hasta que me canse
de estar conmigo misma
tanto como me canse
de estar con los demás.

No volveré a cruzar palabra,
ni contigo ni con nadie,
hicisteis que odiase mi voz
y el silencio es bonito.

No volveré a hablar.

Pero sabes que tu lado,
siempre volveré.
Eres para mí
como el aire que respiro.

Cuando estoy a tu lado,
siempre hay una voz en mi cabeza
que me dice que no soy para ti.

A pesar de todo
sigo a tu lado porque
pase lo que pase,
y digan lo que digan,
somos dos almas que sintieron lo mismo
pero que vivieron de maneras distintas.

Y en apariencia podemos parecer contrarios,
pero yo te conozco a ti,
y tu a mí,
y yo nunca encontré a nadie
que me comprendiera mejor
de lo que lo has hecho tú.

Porque ahora que te conozco,
sé que eres mi mundo entero.

Cuándo no estás me siento sola. Me siento como... En medio de un día de fuerte lluvia, por la noche, y aunque me encanta la lluvia... Tengo miedo, porque estoy perdida. De alguna manera pienso que no vale la pena vivir, si no estás aquí a mi lado, ahora y siempre, porque todo el tiempo que pasé sin haberte conocido no estuve viviendo, simplemente no morí.

Pensé que huirías cuando vieses que no siempre se ser una alegre flor. Pensé, que pensarías, que no habría forma de salvarme. Pero no fue así, estuviste rodeado de flores preciosas, mientras yo no parecía mejorar, y aun así parecía que era solo a mí a quien cuidabas cuando yo pensaba que me iba a secar en cualquier momento. Tú me mirabas, cuando no quería que nadie me viese. Tú me ayudabas, cuando decía no necesitar a nadie. Tú y solo tú cuidabas de la frágil flor que soy yo. En mí se posaban las mariposas de cristal, porque sabían que a pesar de no estar formada de cristal, era tan frágil como ellas. 

Cuantas veces intenté cambiar, pero no podemos negar lo que somos.

A veces, te veía sonreír, y como deseaba que algún día pudiese hacerte sonreír yo así. Lo ansiaba, lo deseaba... Pero seguía pensando que tú merecías una flor más bonita que yo.

Con el tiempo me di cuenta, de que quería hacer algo, quería saber que pensabas de mí. Y poco a poco fui escuchando, como una canción, cosas más y más bonitas que tú decías de mi. Cosas que pensé que nadie me diría. Y al parecer, empecé a recuperar mi color y volví a ser como era. Gracias, pudiste haberte ido en cualquier momento y de todos modos preferiste quedarte. Preferiste quedarte con el color de mis pétalos, con las hojas que colgaban de mi tallo y con cual fuera que fuese el destino que te esperase a mi lado. Mil veces gracias.

Cuanto te echo de menos, aún cuando sé que volveré a verte, pero ahora no estas. Tenía miedo de decirlo demasiado, por si algún día se te hacía difícil marchar, pero... Por favor, no te vayas nunca. Te necesito. A ti, más que al aire que respiro. A ti, más que a mi misma. Si te quedas, trataré de hacerte tan feliz como me has hecho tu hasta ahora.

Si las respuesta a esta extraña proposición es un "sí", solamente te pediré una única cosa más, abrázame y no me dejes ir nunca.

♡   ASFIXIAME CON TUS ♡ 

ABRAZOS, 

NO QUIERO MORIR  

♡  DE NINGUNA OTRA MANERA ♡

Superhéroe.

Dijiste que una vez, de pequeño, soñaste con ser un superhéroe. ¿Querías salvar al mundo? ¿Querías tener poderes, luchar contra el mal o vivir grandes aventuras? ¿Qué tipo de superhéroe querías ser? 

Dijiste que que no te gustabas, que estabas roto, que eras desagradable... Que una vez quisiste ser un superhéroe. ¿Crees que no podrías serlo ahora? Deberías saber que quizás no tienes poderes ni estés luchando contra los malos ni vivas aventuras... Pero me salvaste a mí de mi misma. Me salvaste de mis lágrimas, luchaste contra mis miedos y gracias a ti, cada día de mi vida a tu lado se volvió una aventura. Quizá no eres un ídolo, quizá no todos te ven con mis ojos; pero para mi eres un superhéroe, y no uno cualquiera, si no mi superhéroe.